Gustavo Abascal

Síndrome Cultural

29.05.2014 - 30.08.2014

SÍNDROME CULTURAL

¿De dónde proviene el mal? ¿Cabe preguntar acerca de ello? ¿O se trata en realidad de un cierto origen, de una ruptura del orden? Actualmente, con la especialización alcanzada en la ciencia, continuamos absortos ante ciertos males que nos sugieren otros caminos, caminos arcaicos, para solucionarlos. Estos padecimientos involucran distorsiones mentales, infracciones morales o éticas; alcanzan nuestras raíces oníricas y el subsuelo de nuestras sociedades. Y, todavía más allá, pueden ser resultado de un cierto desorden espiritual. Es el desequilibrio de un todo, del todo. De ahí la persistencia de los chamanes, brujos, médiums o cualquier otro agente, posibilitado para restablecer el equilibrio. Sus acciones proyectan un eco en los distintos planos del inconsciente individual y colectivo; mediado por la experiencia y la intención suficientes para lograr la eficacia.
Gustavo Abascal encuentra en las tradiciones de la curandería mexicana un material estético, tal como él ha sido material humano de procesos rituales. Estos procesos constituyen, para el hombre moderno, un recurso olvidado, al que sólo se accede mediante la creencia, resabio de primitivismo. No se trata, pues, de un documental folclorista, sino de ver en lo otro la expresión honesta de un límite, de una imposibilidad. A su vez, en la propia dinámica del mal, los límites delinean lo propio y lo ajeno, cuya transgresión puede desencadenarse a partir de una simple mirada. Hay miradas que provocan alienaciones de lo que anteriormente nos pertenecía. Hay miradas que, inversamente, generan apropiaciones de lo ajeno, mimesis de lo deseado y no tenido: envidia. El mal, ¿es aquello que nos persigue o que perseguimos? El mal es quizá lo que destruye una cierta certeza de la identidad. El desequilibrio adviene; tropezamos, caemos, enfermamos, sospechamos de una mirada ajena.

¿El mal es lo que padecemos o algo que perseguimos repetidamente? Es tal vez lo que destruye la certeza de sí mismo. El desequilibrio deviene y caemos, fallamos, enfermamos mientras sospechamos de la mirada del otro. En este momento el artista saca a la superficie las obscuridades de la vida cotidiana a través de la ironía y la sátira, en este trabajo se aproxima al material como proceso ritual y busca una forma que proyecte el espíritu de los tiempos o Zeitgeist. La civilización termina por retornar a creencias arcaicas que re-emergen cuando los recursos que la técnica globalizada y su aproximación materialista y logo céntrica no logran resolver más allá de proposiciones especulativas, el ego narcisista se pierde en los laberintos de la mirada haciendo patente un síndrome cultural.