Proyecto Vitrina


Timely bones: the reliquary bares witness to the void

SILVESTRE PRECIADO

Silvestre Preciado. Vista de instalación. 2016

Las instancias de nihilismo y el martirio se registran a lo largo de la historia dentro de las sociedades, independientemente de la cultura. Su objetividad es alimentada por la desilusión de sus mundos actuales. Hoy en día, no existen como un profundo acto espiritual o realización, sino como una identificable pandemia de saneamiento colectivo de la preservación de la moral humana. El nihilismo y el martirio son nociones incrustadas dentro de la psique humana, y son, como tales, paradójicamente activas en la conservación de su comprensión de un bien moral. Esta instalación en el PROYECTO VITRINA incluye nueve esculturas y dos videos separados en el espacio pero vinculados dentro de una estructura de perspectiva forzada. La estructura se compone de páneles de yeso blanco cuyo ángulo se dirige hacia el centro de una perspectiva de un solo punto - el punto de encuentro de las pantallas de video verticales.

Estas pantallas de video cuentan la narrativa visual de la documentación de un teléfono celular, capturando una variedad de desplazamientos del punto A al punto B. Esto muestra un trayecto que termina en un vacío - un viaje nihilista en el cual la humanidad (individual y colectiva) se embarca perennemente. El video hace referencia a la novela rusa “Padres e Hijos” de Ivan Turgueniev, en la cual el hijo defiende ante su padre sus puntos de vista nihilistas fomentados por la universidad. Más adelante, la madre presenta las filosofías existencialistas a su hijo. La conciencia es un accidente de la evolución, la conciencia interrumpe la verdad y el viaje esencial de la humanidad hacia el vacío. Caer en la cuenta de la inevitabilidad de su muerte; sólo entonces está realmente vivo.

Las nueve esculturas destacadas dentro de la vitrina se presentan como una variación en los componentes materialistas que tipifican a los santuarios tradicionales de mártires que pueden rastrease a lo largo de la historia del relicario tanto en las culturas orientales como en las occidentales. De continente a continente, estos santuarios varían enormemente en escala, materialidad e ideología. A menudo, los adornos estilísticos se presentan en forma de objetos domésticos kitsch, lo cual contradice el gran significado espiritual que se les impone.
A diferencia de una fosa común, los objetos inanimados en un santuario de mártires no representan a la persona fallecida. Su única función es mantener la memoria del sacrificio del difunto por una ideología política o religiosa. Por otra parte, el santuario elude totalmente al individuo, reconociendo la motivación ideológica política y religiosa del santuario.

El nihilista y el mártir no sólo representan un sacrificio realizado por una ideología, sino también un sacrificio de una ideología autoimpuesta que niega, o se opone a su propia cultura. Esto es cuando el cuerpo es usado como protesta. El cuerpo no miente, la acción del cuerpo es la verdad. Este uso del cuerpo está estricta y perpetuamente plasmado en los materiales y el objetivo del relicario. Mi apropiación de estos objetos dentro de la instalación sirve para cuestionar la posibilidad de que los objetos se vuelvan más importante que las vidas sacrificadas indefinidamente. Debido a la esclavitud emocional de la servidumbre humana que estos objetos muestran; la exposición pretende alterar su condición material como nuevos objetos post-esclavitud y proporcionarles un lugar sin sentido para descansar - la vitrina. Los objetos pierden su conexión con los seres humanos a través de su función memorialista, y pueden, o bien regresar a su definición de materia, o volverse ajenos a simple vista para el espectador. Como resultado de su encierro intencional dentro de la vitrina, la instalación requiere que el espectador active una nueva narrativa virtual.

Por último, la creación de esta instalación dentro de una vitrina es una referencia a “El Gran Cristal” de Duchamp. Recurriendo al lenguaje del Dadá, Duchamp alude al vacío que caracteriza a la necesidad del espectador de irrumpir en la vitrina con el fin de consumar el deseo, sólo para encontrar que el deseo es el vacío o la misma muerte. Detrás del cristal de la vitrina se encuentra el vacío que se nos anuncia y se propaga constantemente como deseo.
En última instancia, el papel del espectador es descubrir los mitos culturales impuestos de los objetos inanimados, con el fin de revelar nuevos aspectos de sus esencias virtuales y los modelos culturales en los que habitan. Aquí, el relicario es testigo de la finitud social del espectador.
– Silvestre Preciado



PROYECTO VITRINA está dedicado a la exhibición de diversos artistas en colaboración con Arredondo \ Arozarena. Está a la vista en la calle de Praga en la Colonia Juárez, Ciudad de México.