Es a través del espacio que nos relacionamos con el mundo que habitamos y nos permitimos otorgarle un sentido. Francisco Ugarte, arquitecto y artista visual, elige una vitrina para dar cuenta de su naturaleza: mediante el uso de luz neón, revela su condición material, descubre su significado y evidencia la posición que el sujeto toma al contemplarla.

La luz ayuda a comprender el lugar, pues al iluminarlo se exhibe a sí mismo como espacio y se pone de manifiesto como concepto. La vitrina, ha sido creada para exhibir objetos de valor, sin embargo el objeto valioso que contiene es ahora su propia definición.
El artista visualiza la vitrina situándonos al mismo tiempo fuera y dentro de ella. Fuera, porque es un espacio que no ha sido diseñado para ser recorrido, sino para ser observado; dentro, porque ejerce cierto tipo de poder en tanto que define de manera específica nuestro acercamiento a los objetos.

De este modo, el espectador, partícipe y activo, permite a la obra completarse al tiempo que se reconoce como parte de ella, ya que al tomar posición frente a lo que la arquitectura le exige, cede ante lo que ella reclama: ser observada pero, ahora, con la consciencia de hacerlo.
-Helena Lugo